De la Cultura y el Arte

De la Cultura y el Arte

En una apretada síntesis de los aspectos culturales de este pueblo, hacemos referencia, aunque breve, a aquellos corianos que destacaron por su actividad intelectual. La nómina no es muy amplia y mas si nos ceñimos al campo puramente literario, no incluyendo a aquellos profesionales que, como José Luis Asián Peña , centraron su labor en la publicación de textos relacionados con las disciplinas académicas a las que dedicaron o dedican su vida.

Entre los autores que han llegado a ver editada su obra y han conseguido un reconocimiento fuera de lo estrictamente local destaca el primer intelectual de este pueblo de quien tenemos noticias y, quizás, el primer coriano de nombre conocido hasta ahora. Ibn Zarqun Alqawrí Al-Isbilí. (Ibn Zarqun de Coria de Sevilla) que vivió en el siglo IX; maestro de juristas y propagador de la doctrina Maliki de Derecho Islámico contenidas en la obra <<Muwatta>> de Malik ben Anás. Casi nada sabemos de Ibn Zarqun y no nos llega ningún título de su obra, sólo que fue discípulo de Ben Yahya y de Abd al Malik ben Habib, considerado este último como maestro más notable de todas las ciencias de su época en Al Andalus.

Tras Ibn Zarqun tenemos que dar un salto de once siglos, ya que no es hasta el presente cuando encontramos autores plenamente dedicados a la literatura.

Comenzamos por ...

Andrés Martínez de León

Andrés Martínez de León

Andrés Martínez de León (1895-1978)

Autobiografía y biografía con referencias de los medios:

Mi biografía es bien corta, pues nunca he aspirado a premios oficiales ni me he presentado a concurso alguno ni a exposiciones que no sean absolutamente personales.

Comencé mi vida artística cara al público en los diarios: "Noticiero Sevillano", "El Sol" y "La Voz" madrileños y revistas. Después de nuestra guerra civil, hice el óleo abandonado desde el principio de mis estudios artísticos en Sevilla. Y ya está. Toda mi vida artística es y ha sido cara al público. He hecho exposiciones en Argentina, Colombia, Méjico... y en España, Madrid y Sevilla preferentemente.

Ni he sido ayudado por nadie, ni tengo más título oficial que el cariño de mis paisanos y su Ayuntamiento, poniendo mi nombre a una calle de nuestro pueblo, cosa entrañable para mí que me obliga a mejorar mi arte todos los días dentro de mis posibilidades para hacerme digno de tal distinción"

"Merecía la pena de ser torero, siquiera fuera para verse plasmado por este paisano mío, Martínez de León, un maestro que quedará para la historia del arte de la pintura" .
(Juan Belmonte)

"Nací en Coria del Río el día 5 de Abril de 1895. Toda la familia de mis padres era de allí. Luego mis hermanos, y después mis hijos, verían las primeras luces en Sevilla. No tengo casa en Coria del Río. Desde muy pequeño viví siempre en Triana, apenas tendría un año y medio. Todo mi mundo infantil se desarrolló en la Huerta de Los Remedios, que hoy es un hermoso barrio. Junto a esta huerta, estaba el convento del mismo nombre. Quizá de ahí arranquen muchas cosas de mi vida... entre otras, mi afición a la pintura, desde luego".

(ABC, 4 de febrero 1.968, reportaje de José Durán Suárez)

Andrés Martínez de León - Hijo predilecto

Vino al mundo en la marinera y coriana calle del Palomar, el día 5 de abril de 1895. Hace, pues, tan solo unos meses se han cumplido cien años de aquella importante fecha. Muy pronto, con tan solo año y medio, se trasladó con su familia a Triana, a la huerta llamada “El Agujerillo”, propiedad del Conde de Casillas de Velasco, donde su padre ocuparía el puesto de capataz.

Tal vez su vocación artística provenga de entonces, pues en un convento cercano a la huerta pudo ver el niño Andrés Martínez de León, cuadros de Gonzalo de Bilbao, Zuolaga y otros. Así, despertado el genio de artista que dormía en él, ingresa poco después, en 1909, en la Escuela de Bellas Artes, consiguiendo notables calificaciones y destacándose por la originalidad de sus dibujos.

Completada su formación, empieza a exponerse algunos de sus trabajos en el escaparate de Casa Gil, en la sevillanísima calle Sierpes, y desde ahí le llegará el encargo de Juan Carretero y Luva de Tena para que colaborara en el “Noticiero Sevillano” que dirigía. Así se inicia su dilatada labor de trabajos en periódicos diversos: El Sol, La Voz, La Esfera y Blanco y Negro (aquí junto a Ricardo martín y Hohenleiter), en los que ya empiezan a destacarse sus inimitables historietas.

Fue por entonces, hacia 1920, cuando Andrés da vida a su inmortal “Oselito”. Aparecen varios libros donde este simpático personaje, que simboliza tanto el buen saber de las gentes de Andalucía, es el personaje central. Poco después, en 1926, el Ayuntamiento de Coria del Río, le rendiría el primer reconocimiento haciendo rotular con su nombre el paseo que conduce hasta el Guadalquivir.

Desde 1931, Andrés Martínez de León, traslada su residencia a Madrid y continúa trabajando en El Sol. Pero desde Madrid Andrés vuelve cada primavera a Sevilla, expone sus obras y, sobre todo asiste a las corridas de feria. Pocos años después, en 1935, como corresponsal, viaja a la URSS, y regresando, publica su magistral "Oselito en Rusia". Meses después, se vería envuelto, en la terrible guerra civil, en la cual colaboró con las fuerzas defensoras de la República, realizando con otras grandes figuras, como Pedro Garfias o Miguel Hernández. Detenido en 1939 y condenado a treinta años, obtuvo, no obstante, la libertad en 1945.

Recuperada su libertad, comienza a colaborar con “El España”, de Tánger y es también ahora cuando de una forma más delicada emprende sus trabajos al óleo. Como temas centrales, siempre sus imágenes de los campos andaluces y de sus fiestas, especialmente la de los Toros. Merece citarse en tal sentido su libro "Los amigos del toro o la parte sana de la afición". Expone sus obras a lo largo de todos estos años en diferentes países iberoamericanos y se muestra muy plenamente consagrado.

Pero también mira hacia el fútbol y refleja a los equipos sevillanos y, muy especialmente al equipo de su Coria del Río, al Coria C.F., destacando la extraordinaria valía de su cantera, y que en reconocimiento le hizo Socio de Honor en 1965. Su pueblo, que tan presente estuvo siempre en Andrés, tomó el acuerdo de rendirle un nuevo y justo homenaje y colocar, el día 3 de mayo de 1966, un rótulo en la casa de la calle del Palomar donde naciera este coriano insigne. En aquella pared ha quedado ya, desde entonces y para siempre, su personaje, "Oselito", que recuerda a todos lo paseantes que “Aquí nació mi bato".

El día 25 de mayo de 1978, recién cumplidos 83 años, Andrés Martínez de León falleció en Madrid. Sirvan estas letras de este su viejo amigo como recuerdo a su memoria y admiración de su obra.

Biografía y referencias de los medios sobre el artista

Josefa Navarro Zamora

Josefa Navarro Zamora

Doña Josefa Navarro nació en la aldea de Jabuguillo, en el municipio de Aracena (Huelva), el día 20 de julio de 1897. Terminó sus estudios de magisterio en el año 1920, y aprobó las oposiciones en 1921. Trabajó brevemente como maestra en Cartaya (Huelva) y luego en Huertas de Benamahoma, Ubrique (Cádiz). En 1926 fue nombrada para la plaza de maestra de párvulos en Coria del Río, tercera plaza de esta naturaleza que se creó en toda Andalucía.

En esta plaza estuvo Dª Josefa 40 años como titular. En ella se jubiló en el año 1966, casi con 70 de edad. Desde entonces se trasladó a vivir a su aldea natal de Jabuguillo donde falleció en el mes de julio de 2002, a punto de cumplir ciento cinco años de edad.

Desde sus comienzos, Dª Josefa empleó en la escuela las ideas y métodos de la pedagoga Italiana María Montessori, metodología revolucionaria en esos momentos, lo que le valió hasta nueve “Votos de Gracia” que le concedió la Inspección Educativa de aquella época.

Y, como premio a toda la labor social y escolar que había realizado en Coria del Río con varias generaciones de niños, niñas y personas adultas y a los méritos relevantes de su pedagogía, le fue concedida la Cruz de Alfonso X el Sabio el mismo año de su jubilación por el Sr. Ministro de Educación en persona.

Esta capacidad de entrega hizo que los naturales de Coria le reconocieran su ejemplar labor a lo largo de cuarenta años en el pueblo con la dedicatoria de una calle: "Calle maestra Josefa Navarro Zamora", también con el nombre de un centro educativo, el C.E.I.P. "Josefa Navarro", y con el nombramiento de "Hija Adoptiva de Coria del Río". Tanto reconocimiento da idea de cuanta sería su labor social y pedagógica en este pueblo en donde hay muchos vecinos y vecinas que guardan muy gratos recuerdos de su maestra de párvulos.

La Delegación Provincial de Educación y la Diputación Provincial de Huelva le rindieron un homenaje merecido en 1998. Posteriormente, el Ayuntamiento de Aracena le hizo un nuevo homenaje y le dedicó una calle en Jabuguillo: "Calle Dª Josefa Navarro". Asimismo fue entrevistada por periodistas para varios programas de radio y de la televisión autonómica, e igualmente una entrevista suya fue publicada en la revista “Andalucía Educativa”, nº 2.

“Doña Josefa”, como era conocida en las aldeas de Aracena, falleció el día 8 de julio de 2002 a punto de cumplir los ciento cinco años de una vida completamente llena de experiencias vitales.

Fuente: Web del Tercer Ciclo de Primaría del C.E.I.P JOSEFA NAVARRO ZAMORA

Juan Rodríguez Mateo

D. Juan Rodríguez Mateo

Entre los autores que han llegado a ver editada su obra y han conseguido un reconocimiento fuera de lo estrictamente local destaca el primer intelectual de este pueblo de quien tenemos noticias y, quizás, el primer coriano de nombre conocido hasta ahora. Ibn Zarqun Alqawrí Al-Isbilí. (Ibn Zarqun de Coria de Sevilla) que vivió en el siglo IX; maestro de juristas y propagador de la doctrina Maliki de Derecho Islámico contenidas en la obra <<Muwatta>> de Malik ben Anás. Casi nada sabemos de Ibn Zarqun y no nos llega ningún título de su obra, sólo que fue discípulo de Ben Yahya y de Abd al Malik ben Habib, considerado este último como maestro más notable de todas las ciencias de su época en Al Andalus.

Artículo de D. Daniel Pineda Novo

Juan Rodríguez Mateo, nació el 31 de Diciembre de 1888 bajo el honrado techo de una casita aldeana de un pueblo blanco, por la cal de sus casas, recostado en la ribera del Guadalquivir: en Coria del Río, la antigua Caura fenicia. Siete años antes Juan Ramón Jiménez había nacido en Moguer, otro poeta lírico cantor de Andalucía, al que Rodríguez Mateo siguió muy de cerca en la consecución de una poseía perfecta.

El panorama político vigente en España, en estas fechas, lo constituía la triste regencia de Doña María Cristina de Hasburgo (1885-1902).

La corriente literaria predominante en España y casi toda Europa era el ocaso del Romanticismo y el refulgente despertar del Modernismo acaudillado por el nicaragüense Rubén Darío.

No fue el poeta un niño prodigioso: solo cuando ya estaba entrado en mocedad, fue cuando el mismo, sin la ayuda de nadie, se descubrió poeta.

El sentía en su ser ese geniecillo que despierta al hombre para ser un "genio" en el campo de la Poesía.

El aprendió a componer sus versos sintiendo en su alma y en su corazón esa espontaneidad musical propia que después llevaría como nadie supo hacerlo, al ritmo del verso andaluz.

Rodríguez Mateo se inicia en la literatura como un auténtico juglar, cantor y recitador, pues en lugares públicos de Coria del Río, declamaba temas populares o bien composiciones surgidas de su pluma.

El medio familiar en que viene al mundo, su padre era un hombre dedicado a los negocios en los puertos fluviales, apartado de las más elementales sugestiones de la cultura, no permite prever una formación intelectual para quien tan bellas creaciones de la inteligencia había luego de regalarnos y así con su borriquillo iba a vender frutas a Sevilla; esto le permite calar muy hondo en el alma del pueblo y expresar sus íntimos anhelos, sus tristezas y sus alegrías, cantando al mismo tiempo el paisaje que baña el Guadalquivir...

Sin embargo en Juan Rodríguez Mateo se obra el milagro, que nos consuela y edifica. Trabaja abnegado, lucha sin encono, se esfuerza con amor y optimismo, abriéndose camino con esa virtud mágica de la simpatía cordial y confianza en Dios.

Cursa el niño sus estudios de Bachillerato, dando muestras de buen estudiante como lo acredita el diploma concedido por el Director del Instituto General y Técnico de Sevilla, que dice textualmente: "En cuanto a don Juan Rodríguez Mateo ha obtenido en la Asignatura de Geometría la calificación de Sobresaliente y tiene derecho a Matrícula de Honor".

El 27 de Septiembre de 1907, contaba nuestro poeta 20 años de edad, recibió de manos de Rector de la Universidad Literaria de Sevilla el título de Bachiller Superior.

Su primer galardón literario lo alcanzó a los 21 años en unos Juegos Florales de Constantina, bajo el seudónimo de Rodrigo de Caura, concediéndosele de premio una plama de ave, toda de plata.

Llegó la época de servir a la Patria, y nuestro poeta, como todo ciudadano capacitado para ello, entró al servicio del Rey Alfonso XIII.

En el cuartel, el conocido médico militar D. Juan Conradi, que después llegó a ser gran amigo del poeta, le aconsejó que estudiase Medicina.

Empezó el poeta el Preparatorio de la Carrera, pero su vocación no era esa; a él le gustaban las Letras, la Filosofía y, sobre todo, las Ciencias Naturales en su parte Botánica.

Finalmente, a los 22 años de edad, le fue concedido por orden del Rey Alfonso XIII y en su nombre el ministro correspondiente de Enseñanza, la suficiencia en la Escuela Normal del Magisterio de Sevilla para ejercer como maestro de Primera Enseñanza; desarrolló su carrera durante diez años en la Academia de Nuestra Señora de la Estrella, de Coria.

Abandonó el Magisterio para entrar en la carrera Administrativa, llegando a ser en 1921 secretario de Primera Categoría de la Administración Local, en donde gozó de un sólido prestigio de competencia y probidad intachable hasta 1958, en que alcanzó la jubilación.

Casó el poeta en primeras nupcias con Dª. Jacinta Quintero, mezclándose su alma de tristeza a la muerte de su esposa.

Unió a Rodríguez Mateo una fuerte y entrañable amistad con los famosos hermanos, naturales de Utrera, Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, almas de la verdadera poseía andaluza. Ellos sostenían sus charlas y reuniones en el Ateneo, en los cafés sevillanos, o en la Sociedad Económica de Amigos del País. Pero una vez, en el año 1930, la velada se celebró en Coria. Y aquí, a nuestra población, se trasladaron los admirados poetas utreranos para ver, en la calle Cervantes, donde vivía Rodríguez Mateo, el hermoso plantel de geranios rojos y de múltiples colores que cultivaba en su jardín el poeta amante de las flores. El jardín, maravilla hecha flor, era admiración de todos, especialmente por los geranios, muchos de ellos importados de Francia.

La velada transcurrió alegre y animada, sobre todo por el gracejo, la simpatía y el donaire de los concurrentes; se acompañaba la charla de unas copas de manzanilla, los cantes de la tierra y las notas quebradas de la guitarra.

Mantuvo además Rodríguez Mateo correspondencia con los más afamados poetas y literatos de la época. Digna de mención es la carta que D. Luis Montoto, insigne poeta sevillano, remitió enjuiciando su libro "Poemas del Rocío". La carta textualmente dice así:


"Sevilla, 22 de abril de 1922

Mi admirado poeta: Pídole mil perdones por no haberle acusado recibo hasta hoy de su precioso libro "Poemas del Rocío". Mis dolencias me retuvieron en cama, dejándome sin aliento para manejar la pluma.

Mas de verdad le digo que su nuevo poema del Aljarafe me ha hechizado como el primero -quizás más- es una filigrana poética por la delicadeza de los sentimientos que lo inspiran y por lo galano de su expresión. Leyéndolo, la tradicional romería se nos entra en el corazón, nos envuelve el ambiente del Santuario, aspiramos el incienso del campo y del altar, y nos deslumbra el sol que refulge en la divina faz de la Santísima Virgen.

Mi enhorabuena, que nada vale, y muchas gracias por el ejemplar con que me ha favorecido.

Es de usted, admirador y servidor humilde, q.e.s.m. -Luis Montoto.- Rubricado"


De extraordinaria importancia e interés literario es la correspondencia de Rodríguez Mateo con D. Manuel Machado. Nuestro idílico poeta envió al ilustre sevillano su libro "Plegarias a la Virgen del Rocío" publicado en 1940, para que Manuel Machado hiciese un juicio crítico sobre su obra, que la encontró perfecta; y además de ensalzarlo y alabarlo, le ruega le tenga por "amigo y sincero admirador".

La carta dice así:

"Sr. D. Juan Rodríguez Mateo -Amigo mío- Recibí su libro y lo leí encantado. Es fuerte y dulce al mismo tiempo. Viste un lenguaje jugoso y justo al par que le da una rara perfección. El que esas "Plegarias" escribe es un maestro poeta al que no hay nada que decir si no es reconocerle cordialmente.

Trato en vano de discernir cuáles de sus plegarias prefiero.

La del Peregrino, la del Penitente, la del Mendigo, la del Niño, la de la Espadaña, la del Cortijo de la Novia, la de la Golondrina, la del Jaramago, la de la Paloma Blanca!...

Y ¡todas las demás! Todas me gustan -no sin distinción- pero todas, porque en todas encuentro aciertos de expresión deliciosos...

Quisiera decir a usted algo más concreto que este elogio crepidante y tulibulario... Algo que tal vez revelase a usted.

Así no dejé de buscar lo que podía faltar, o sobrar a su libro.

No lo hallé. Perdió esta vez su latín el "Abogado del diablo" y el resultado es un nuevo pláceme; ha realizado usted la sorprendente hazaña de ser humilde y tierno ¡en décimas!.

Reciba, pues, mi enhorabuena completa y cordial y mientras me pongo a releer sus "Plegarias" y le ruego me tenga por muy amigo y sincero admirador. -Manuel Machado.- Rubricado.

Madrid y Agosto de 1941."


A finales de 1934 conoció a la joven e inteligente maestra Doña María Cano de Haro, y tras cortas relaciones, en la primavera de 1935, contrajo segundas nupcias, celebrándose el enlace matrimonial en la artística Iglesia sevillana de San Vicente. Siendo su padrino de bodas el nombrado ganadero D. José Anastasio Martín.

Doña María fue para él más que su esposa, lo fue todo: fue su inspiración...

Lo mismo que Beatriz para Dante o Zenobia para Juan Ramón Jiménez, doña María fue su musa, la que le inspira los mejores poemas de su obra.

En el libro "Las bodas del Alma" encontramos la siguiente dedicatoria: "A María: Esposa fidelísima, musa inspiradora de la más alta poesía. -Juan".

A su esposa dedicó todo su cariño un libro de intimidad escrito a mano por él mismo -que no ha sido publicado-. Evocando el dulce nombre de su esposa lo tituló "María".

Añora el poeta, como también veremos en su poesía, la ausencia de "esos hijos" que nunca tuvo, y que alegrasen su hogar.

Fue también Rodríguez Mateo, según manifestación de su esposa, gran amigo y entusiasta del poeta granadino Federico García Lorca. Hablaba de él con respeto y veneración; admiraba su poesía. Sostuvieron varias entrevistas en las aulas académicas y en sociedades literarias; entrevistas de las que el poeta aljafareño sacaría buen provecho.

La triste y aparatosa muerte del "cantor de los gitanos" afectó en lo más profundo del corazón a nuestro poeta, como él personalmente manifestaría después a su noble y amante esposa.

Una faceta interesante y para muchos desconocida en la vida del poeta fue su afición desmesurada por la arqueología. Gran amigo del insigne sevillano D. Juan Lafita, el cual durante algún tiempo fue director del Mueso Arqueológico de Sevilla, enviaba a dicho Museo restos interesantes aparecidos en Coria y pertenecientes a la época de los romanos y árabes.

Fue profesor de Lectura Artística, Recitado y Declaración en la Escuela del Magisterio de Sevilla y en la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Miembro de Honor del Instituto Argentino de Cultura Histórica y del Instituto de Artes, Ciencias y Letras de la misma nación, Miembro de Honor de "Les Viorete Picards et Normands, Asociación Artística, Literaria y Musical de París".

Miembro de Honor del mérito, FRANCO-BELGA. Miembro correspondiente de la Academia Cultural y Ciencias Humanísticas de MEXICO. Miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. Hermano Honorario de la Cofradía de Jesús del Perdón de Murcia. Desempeñó durante largos años la presidencia de las secciones de Literatura y Pedagogía del Ateneo Hispalense.

En el Certamen Nacional consagrado al Milenario de Castilla, se premia a Rodríguez Mateo una bellísima colección de madrigales dedicados a la mujer española. Esta colección ampliada hasta el número de cuarenta y nueve composiciones -encendidos requiebros a otros tantos tipos femeninos del ámbito peninsular e insular-, se integra en el citado libro "Mujer de España", uno de los libros más ensalzados y destacados por la crítica literaria en la obra copiosa de Rodríguez Mateo.

De estas páginas inolvidables, ha tenido el ilustre poeta sevillano Rafael Laffón la oportunidad de escribir: "Este libro de madrigales es todo un jardín en mi biblioteca, y toda una florida biblioteca en mi jardín, porque es un libro en flor, y al par, de mucha aromática densidad. Mejor diría de mucha ausencia y de muchas esencias. Mujer de España, madrigales a todas las mujeres de España, nada menos, topografía poética, poesía geográfica del eros y del eterno femenino español ..."

El 16 de Junio de 1961 apareció en el "Correo de Andalucía" la siguiente rotulación: "Hoy se cantan por primera vez unas preciosas coplas de Rodríguez Mateo para el baile de los Seises". El poeta -vena popular e inspiración clásica- compuso estas coplas eucarísticas para ser bailadas ante el Santísimo Sacramento en la Catedral de Sevilla; la letra se adaptó a una maravillosa melodía del maestro García Torres, y fue interpretada por la Escolanía de la Catedral, dirigida por D. Angel Urcelay.

Las letrillas, eran unas preciosas composiciones de corte ingenuo y popular y pensamiento profundo.

De Coria marchó nuestro poeta a Sevilla, viviendo veintitrés años en la calle Otumba, trasladándose después a la calle Alvar Nuñez, donde murió.

Sanlucar de Barrameda, puede decirse que fue su segundo pueblo, ya que debido a la profesión de su padre, hombre de negocios por los puertos, él le acompañaba y visitaba casi diariamente.

El amaba Sanlucar, en sus versos la llama "la marinera y a la de las tierras altas", reflejando en ellos ese amor insobornable por la zona en que desemboca el Guadalquivir.

En un artículo publicado en "ABC", titulado "Delfines sobre el Guadalquivir" habla de Sanlucar en los siguientes términos: "Sanlucar, la apacible, con su vigilante castillo: las nacaradas salinas entre los rescos almajos"; de hombre y sus frágiles barcos a la reconquista de grandezas que le fueron"; o de "Gelves la campesina, San Juan la industrial"... Vemos cómo siempre está en su imaginación, en su ser, los pueblos ribereños, los pueblos bañados por el Guadalquivir.

Al ser nombrado Hijo Predilecto de Coria del Río, el Ayuntamiento de esta Villa, colocó una lápida en su honor en la casa número 14 de la calle Colón, donde naciera. La cual reza así:

"En esta casa nació; el laureado poeta
Juan Rodríguez Mateo
el cual, para horrra de su pueblo natal
fue nombrado ACADÉMICO NUMERARIO de la
REAL SEVILLANA DE BUENAS LETRAS
y quedó; en posesión de cargos el día 17
de febrero de 1946"

La inscripción va decorada con una orla de hojas de acanto; en la parte superior, en el centro, lleva el "ex libris" del poeta, y en los ángulos inferiores los escudos de Coria y el de la Academia.

En 1959, el laureado poeta sevillano Manuel Mantero, Premio Nacional de Literatura, compuso una acertada selección de las obras de Rodríguez Mateo, con carácter definiitvo, bajo el título de "Espigas".

Amante de la zona del Guadalquivir y de las Marismas, la conocía como nadie; todo esto era su vida. Su corazón era tierno... su espíritu el de un niño...Su pueblo natal, poníalo por encima de todo. ¡Cuantas veces había dicho: "En este pedazo de tierra de la ribera nací, y aquí quisiera morir!".

No fue así, pues, murió en Sevilla el 17 de Diciembre de 1962, pero sus restos descansan en el cementerio de Coria del Río, el pueblo que le vio nacer, en un lapídeo panteón y sobre el que yace este noble epitafio nacido de la cálida pluma de Rafael Laffón

No otro mejor archivo a tu memoria
que este Guadalquivir que es, Juan, tu gloria,
que este Aljarafe insigne que es tu cielo.


Pocos días después de su muerte comunicaron de la Comisión Superior de Recompensas de la Sociedad "Ares, Ciencias y Letras de París", la concesión de un diploma y medalla VERMEEL. Galardón literario que el poeta ansiaba y no llegó a recibir personalmente.

D. Juan Rodríguez Mateo deja inédito un importante volumen de ensayos sobre el cante jondo; en él colaboraron las mejores figuras del cante grande, muchas de ellas desconocidas, y donde se demuestran sus múltiples conocimientos de una forma poco corriente entre los autores de esta materia.

Rodríguez Mateo es a expresión de Rafael Laffón: "Hombre sencillo y generoso, leal compañero, ameno conversador -lleno de gracejo finísimo de la tierra- curioso folklorista, espectador atento y benévolo de la vida, que sabe mirar con ojos perspicaces y compasivos; poeta, en fin, poeta en cuanto dice, piensa, sueña y suspira.

Pero su biografía no es todo, esto es lo accidental. Lo principal es su riqueza espiritual, su ternura, su fe, su talento y su inspiración que sostienen a lo largo de su vida a un poeta, al gran poeta que lleva dentro y que se exterioriza un día tras otro con admirable vocación.

 

Daniel Pineda Novo

La Poesía Popular Andaluza en el Siglo XX "Vida y Obra de D. Juan Rodríguez Mateo" (Coria del Río 1966)

Daniel Pineda Novo

Unos derroteros más eruditos que los anteriores, eligió para ejercer su labor DANIEL PINEDA NOVO (1942),. Ha tocado diversos géneros y su obra presenta una multiplicidad de facetas que van desde los ensayos históricos de carácter local, la biografía, la poesía o los estudios sobre la canción folklórica, a una intensa actividad como conferenciante y pregonero de fiestas, tanto profanas como religiosas, así como diversos discursos, entre los que señalamos el dedicado a D. José Siles y Rubio, leído en su ingreso como Correspondiente de la Academia de Bellas Artes y Buenas Letras de Ecija. En sus obras de divulgación histórica o biográfica presenta, como dice uno de sus prologuistas, la virtud de ser conciso y concreto. Entre toda su producción destacan cuatro ensayos histórico-literarios <<Juan de Mallara>>, sobre la vida y obra de este humanista, historiador y poeta de la Sevilla del siglo XVI; <<La Sevilla de Bécquer>>, recorrido nostálgico por la ciudad que vio nacer al poeta de <<Las Rimas>>; y dos obras de estructuras semejante; <<Gelves entre la Historia y la Poesía>>, -en la que se glosan desde los amores de Fernando de Herrera por la condesa de Gelves, hasta el torero Joselito el Gallo inmortalizado por los poetas del 27, pasando por la obra de Fernán Caballero- y <<Dos Hermanas en la obra de Fernán Caballero>>, sin duda su mejor obra. Coria entre la invasión normanda y la época árabe

"Poeta de conmovida voz lírica", como le definió la recordada académica Carmen Conde, es investigador, ensayista y crítico literario. Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla. En 1966, conoce al ilustre escritor y académico Don Santiago Montoto, que se convertiría en su orientador y maestro. A su tertulia de La Punta del Diamante asistió Pineda Novo, relacionándose con los más importantes escritores y poetas de la época. Pertenece a las Reales Academias de Sevilla, Córdoba y Málaga; a la Real Academia Alfonso X "El Sabio", de Murcia; a la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla, a la de "Vélez de Guevara", de Ecija, a la Real Academia Hispano-Americana de Cádiz y a las Internacionales de México, Palermo, Lisboa, República Dominicana y a la Academia Norteamericana de la Lengua Española, con sede en Nueva York. Ha sido galardonado en diversos certámenes poéticos y literarios en Sevilla, Madrid, Barcelona, Bilbao, Córdoba y Málaga. Es Premio Sánchez Bedoya, de poesía, de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y Premio de Investigación de la Real Academia de Medicina, de Sevilla, que en 1987, le nombró Académico Correspondiente. Habiendo obtenido, además, los Premios Nacionales Malagueña de Oro; Premio a la mejor Seguiriya, el Antonio Machado, del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla; el Premio de Ensayo "A. González Climent" por su libro Juana "La Macarrona" y el Baile en los Cafés Cantantes (Barcelona 1996), el Premio Nacional de Poesía "Rafael Alberti", en el Prat de Llobregat (Barcelona) en 1998; el Premio Extraordinario del "XXV Certámen de Poesía Federico García Lorca" (Barcelona 2006), el Premio Nacional de Letras Flamencas, en Madrid (2007) y el XXIX Premio de Poesía "Juan Ortiz del Barco", del "Círculo Artes y Oficios", de San Fernando (Cádiz) (2010); "Primer Premio Nacional de Ensayo Francisco Montero Galbache en su VII edición, de 2013", en Sevilla y Primero Premio del "XVII Certamen Nacional de Poesía" en la Feria del Olivo del Excmo. Ayuntamiento de Montoro (Códoba), en 2014.

Ha pronunciado numerosas conferencias, recitales y discursos por casi toda España. En septiembre de 2014, el Excmo. Ayuntamiento de Coria del Río, por unanimidad, le distinguió como "Coriano del Año", "por su brillante trayectoria como Escritor" de esta entidad tan sevillana. Pineda Novo, además, es un destacado especialista en el estudio de la familia Machado, habiendo publicado varios libros y artículos sobre este apasionante tema universal.

Daniel Pineda Novo es autor de 87 libros; de su obra poética podemos destacar: Amaneceres-Poemas y Cantares (1969); Del deseo a la nada (1972); Enigma Grave, con prólogo de José María Pemán (1973); Bajo la piel del amor, con una carta del Premio Nobel, Miguel Ángel Asturias (1979); Tierra y aire del Sur, con un prólogo del hispanista Jacques Issorel (1981); Surcos del Aljarafe, con prólogo del Profesor Jorge Urrutia (1983); Sonetos para un cuerpo (1991); con prólogo de M. Díez Crespo, Sonetos de amor (México 1994); Paloma en su pureza amanecida, (Poemas romanos) (1997). Poemas con nombre (Generaciones) (1998), con prólogo de Leopoldo de Luis; Esa cálida hondura (Retratos Flamencos) (1999). Sonetos para una diosa y su amante (2000); Letras del Viento (Cantes Flamencos) (2001). El último verano (Una historia de amor) (2001), Alma de Nueva York (2005), con prólogo del Doctor Odón Betanzos; Luz de Eternidad (Poemas) (2010) con prólogo de Francisco Garfias; Flor del Alba (2010) y De mi Barca a mi Ribera, con prólogo de Jacques Issorel (2012).

Entre sus Obras de investigación histórica y crítica literaria, tenemos:

Juan del Mal Lara, poeta historiador y humanista sevillano del siglo XVI (1968); Historia de la Villa de Coria del Río (1968); Antonio Machado y el Guadalquivir (1974); Tres cartas inéditas de Juan Ramón Jiménez (1975); Dos Hermanas en la Obra de Fernán Caballero (1970); La primera Antología de los poetas del Sur (1978); La Sevilla de Bécquer (1978); Historia de San Juan de Aznalfarache (1980); Escultura e imaginería sevillanas (1981) y La Villa de Palomares, entre El Aljarafe y La Ribera (1982), habiendo prologado y seleccionado también los libros de su maestro, Santiago Montoto: Parroquias de Sevilla (1981) y Biografía de Sevilla (1990), así como el de Luis Montoto: La calle de la Sierpes (1982), las Obras de Muñoz y Pabón (1991) y la Antología Poética "Entre el Gozo y la Pena", de Rafael de León (Sevilla 2004).

Su libro Las Folklóricas (1983), con prólogo de la ilustre académica Carmen Conde, ha sido todo un acontecimiento en el mundo de la canción y del espectáculo (2ª edición, Sevilla, 1990). Ha publicado también Sevilla de luz desnuda (1985); Centauros de La Marisma (1988), con prólogo de Gerardo Diego; Espartaco: Ensueño Torero (1989); Fernando Cepeda: Sentimiento del Aljarafe (1990); Cantes Flamencos (1991), Antonio Machado y Álvarez "Demófilo".- Vida y Obra del primer Flamencólogo Español (Madrid 1991); El Teatro de Comedias del Corral de la Montería del Alcázar de Sevilla (2002); La Semana Santa de Sevilla en la "Generación del 27" (2002); Silverio Franconetti. Noticias Inéditas (2000); Gelves entre la Historia y la Poesía (2ª Edición, 2005), Manuel de la Rosa (Pintor de las Flores) (2005), Antonio Ramírez -El baile gitano de Jerez- (2005) (Comentarios ABC ); El Otro Machado (2006), La Hermandad de la Vera-Cruz de Coria del Río "Su Historia y sus Vivencias" (2006), Gelves y "Fernán Caballero" (2007), Juan Ramón y El Ateneo de Sevilla (2008), Joselito "El Gallo". Tauromaquia Lírica (2009) (Comentario Diario de Sevilla), Antonio Machado y Núñez.- Naturalista y político (1815-1896) (2010). Voces de la Copla (Sevilla 2012), Rafael de León, un hombre de Copla (Edit. Almuzara, Córdoba 2012), Una Carta Inédita de Antonio Machado (Sevilla, 2013); Juanita Reina. Con la canción en los labios (Sevilla, Kronos, Editores, 2013) y Manuel Pavón Varela. Vida y Cante. (Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, Sevilla, 2014) y Flamencos. Documentos Para su Historia (Cáceres, 2016), además del intenso poemario Lo que aprendí del Amor (Delegación de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, 2017) (Comentario Prensa Digital).

Ha sido Profesor invitado en los "Cursos de Verano" de la Universidad Complutense de Madrid, en El Escorial; en la Universidad de Murcia y en la Universidad de Perpiñan (Francia). Es miembro de Número de la Cátedra de Flamencología, de Jerez de la Frontera y Socio de Honor, del Aula de Cultura "La Venencia", de Santander (2009), habiendo participado también, en los Festivales Internacionales de Cine en Cuenca, Valladolid, Sevilla y Huelva, demostrando sus conocimientos sobre Cine y Literatura.

Es colaborador de las prestigiosas Revistas Archivo Hispalense y Cuadernos Hispanoamericanos; y el Excmo. Ayuntamiento de Gelves (Sevilla), por su intensa labor de investigación histórica, le ha dedicado una calle con su nombre en el municipio. También el Excmo. Ayuntamiento de Coria del Río, su pueblo natal, ha puesto su nombre a una moderna y hermosa Plaza, en Marzo de 2017.

Ha colaborado en Radio Nacional de España (1987-88), con el reconocido Programa: Con la Canción en los labios, que se emitió internacionalmente. En 1990 también colaboró en Canal Sur Radio, con el mismo Programa, que después mantuvo, con gran nivel de audiencia, durante cuatro años, en Radio CAMAS, Emisora Municipal.

Daniel Pineda está incluido en importantes Antologías Poéticas, y algunos de sus poemas han sido traducidos al francés, al italiano y al euskera.
 

Editoriales en prensa:

Manuel Martínez de León

Hermano del popular pintor y dibujante, dibujante también él, realizó diversas incursiones en el terreno literario. Su obra más relevante es la titulada <<Romances del Sur>>, de raíces y lenguaje hondamente populares, sus poemas tratan con gran sencillez variados temas: el taurino, el hombre y el paisaje, el ambiente familiar, etc.; junto a una colección de cantares de acusada gracia y donaire, muchos de los cuales han pasado al acerbo popular.

José Franco Alfaro

JOSÉ FRANCO ALFARO (1919) inmerso desde muy joven en la literatura dramática por su participación muy activa en la A. Artística Coriana, su obra presenta dos vertientes: la primera, folklórica, centrada en las seguirillas -asumidas y cantadas inmediatamente por el pueblo en las fiestas, entre las que destacan <<Sevillanas del Aljarafe>>, <<Coplas de las promesas>> o <<Mayoral>> y una larga serie de composiciones ligeras sobre temas locales; las segunda, poco conocida, de carácter más culto, sigue una línea clara de depuración conceptual y estilística, que va desde las premiadas en la Fiesta de Exaltación del Guadalquivir, pasando por los dos premios de poesía Oripo, hasta el tríptico de sonetos con fuertes acentos de inquietudes metafísicas y existenciales, premiados en el Certamen de Poesía de la Asociación de Escritores Españoles.

Vicente Neria Serrano

Aunque no coriano de nacimiento, si de adopción y vocación, VICENTE NERIA SERRANO (Plasencia, 1884; Coria del Río 1962) desarrolló el magisterio en este pueblo durante largos años. Albañil en su juventud, lector incansable, consigue una beca para estudiar magisterio, como recompensa a su ya incipiente pero prometedora labor poética dada a conocer por un periódico extremeño. En sus libros de poesía -<<Rosas y Lirios>>, <<Arpegios>>, <<Flores de Ajenjo>>- destacan la intención didáctica, aunque expresada de modo indirecto, y su preocupación por los problemas de la infancia, junto a otros temas entroncados en la mas pura tradición extremeña, continuador en cierto modo, aunque con un estilo totalmente personal, de la obra de Gabriel y Galán.

Francisco González San Román

Mazaco

Biografía incompleta del cantaor "Mazaco" por el profesor D. Juan Francisco Canterla.    Entrevista: Antonio Santos "El Fuli"

En el triángulo del flamenco,auténtico solar donde éste se forjó, Manuel Ríos Ruiz apunta el enclave de Coria como uno de los centros neurálgicos del cante jondo.
Así los confirman la calidad de sus viejos cantaores y la organización de festejos y atrajeron a las figuras del momento a sus fiestas.

Entre los primeros hay que citar ante todo el célebre "Tripón, a quien la memoria popular recuerda como uno de los grandes patriarcas del cante y que compartía tertulia en la taberna Pérez, frente antiguo Bar Pacual, hacia 1.908, con el Quija, Quillejo, los Pipo, el Queo, el Porquero y el Verduguillo. En los primeros años del siglo no se prohibía el cante en las tabernas y la gente se agolpaba a sus puertas al atardecer para oír los lances de los aficionados. Tripón, sin embargo, pese a su maestría, paso a la historia por su relación amorosa con la Niña de los Peines, antes de que ésta contrajese matrimonio con Pepe Pinto. Por los mismos años, hacía fama en Servilla Colchero, asimismo coriano -no es seguro que lo fuera de nacimiento- a quien sus parientes, bodegueros, abrieron un bar en Triana donde se reunían las grandes figuras del cante.
 
Este es el ambiente flamenco de la infancia de Francisco González Sanromán "Mazaco". El ambiente social era peor. A comienzos del siglo, el paro era una enfermedad endémica que agravaban las crisis agrícolas, la peonada del alba a alba y el jornal estrecho. Algunos, para salir adelante, se desplazaban en la saca del orozuz, <<el trabajo más malo del mundo>>. ¿No es acaso éste el <<Oselito>> caminando tras su burro por los caminos polvorientos?.
 
No es seguro el significado de Mazaco, si bien el apodo surge en la cava de Triana, al aparecer obra de los gitanos que hacían esta lectura singular del término <<Machaco>>, de moda en los ambientes taurinos de la época. Porque Mazaco nació en 1.898 y vivió en Sevilla, aunque se educó en Coria y parte de su biografía gira en torno a este pueblo. Sus padres eran Carolina Sanromán, una coriana de grandes ojos negros que como otras muchas se vio obligada a servir en la capital y Baldomero González, músico de la Banda Municipal Sevillana y cobrador de la Ferretería <<García y Compañía>> que tenía su razón social en la Plaza del Pan.
 
Al poco tiempo de su nacimiento, su madre, tanto por necesidades económicas como por las circunstancias en que aquel se produjo, lo envió a casa de su abuela Ramona, junto a sus primos, que siempre lo consideraron como un hermano más de la familia. El ambiente social de los Sanromán difería poco del de otras familias de jornaleros del pueblo: jornal escaso, familia larga, corral, cabra y gallinas, espárragos en primavera, higos en el verano y conejos en los cepos en cuanto se descuidaban los guardas jurados.
 
A la edad de 14 años, sus padres contrajeron matrimonio, apadrinados por don Ricardo Collantes, Director de la Junta de Obras del Puerto, y su esposa, y Mazaco se trasladó a vivir a su nuevo hogar en Sevilla. Los directivos de la Junta, importante para la familia González-Sanromán. Gracias a ellos, su hijo pudo ingresar en los Escolapios, donde aprendió el oficio de ajustador.
 
Pero podía mucho la calle en Triana. En contacto con el ambiente bohemio del barrio, Mazaco va a experimentar una completa metamorfosis que le va a llevar a abandonar la mecánica y a lanzarse al mundo de los toros en busca de fortuna. Durante los años siguientes atravesó en todas las direcciones la Baja Andalucía, de tentadero en tentadero. Se le recuerda aún como un torero artista, fino, de enorme elegancia, al que faltó decisión y suerte para salir de <<chulillo>>. Una becerra lo corneó en la ingle y estuvo a punto de perder la vida. Su prima Carmen lo recuerda desangrándose en brazos de sus amigos de aventuras, a la puerta de la casa del cónsul de los Estados Unidos, en la Alameda, donde servía su madre. La suerte sin embargo le hizo un quite y salió adelante. Sobrevió.
 
Este incidente es una de las claves de la vida de Mazaco y marcó su destino posterior como cantaor. Aunque su afición tenía raíces corianas, el encuentro definitivo con el flamenco tuvo lugar en las fraguas y tabernas de Triana. Su misma abuela paterna cantaba y le gustaban tanto las tonás que, según se dice, lo hizo ante el curo que le dio la extrema unción momentos antes de expirar.
 
1914. Estalla la primera guerra mundial. La neutralidad española en el conflicto revaloriza los intereses económicos norteafricanos. El poder de El Raisuli sobre las Cábilas se debilita. Agentes alemanes empujan a estas contra las trincheras francesas. El gobierno hace oídos sordos a las críticas de los políticos, como Pablo Iglesias, y de intelectuales, como Galdós, que piden una inmediata retirada de aquellas tierras. La penetración española continúa con sobornos, médicos o cañones. Hacen falta más reclutas. En 1917 Mazaco es destinado a Ceuta, al regimiento de úsares de la princesa, mientras el campo andaluz arde a causa de las luchas campesinas.
 
La guerra de África es durísima. En una de las muchas emboscadas que los moros tienden a los soldados españoles una <<pa-co>> mata el caballo de Mazaco que está a punto perder la vida. Por segunda vez, la suerte le echó un capote. Pero el ambiente de la guerra se le hace insoportable. Añora las tardes del Altozano y los amaneceres en el Puente de Triana. A fines de 1.919 escribe a un amigo Juan Belmonte y recaba su ayuda. El torero, que tantos tentaderos le había proporcionado y para quien tantas noches había cantado, lo rescata mediante el pago de un sustituto. Mazaco es destinado a Madrid. Hasta el cuartel llegan la recomendación del Belmonte, <<que tantos golpes le quitó>>, y su fama de cantaor. Los pícaros militares lo agasajan en sus fiestas y le proporcionan una milicia cómoda. Pero su mente está en Sevilla, a donde regresa el mismo día del licenciamiento.
 
En los años 20, la capital andaluza vive la edad de oro del cante jondo. En la ciudad entra en relación con las grandes figuras del momento, Chacón, Manuel Torres, Niño Gloria, Tomás Pavón, la Niña de los Peines y el Cojo Luque con los que interviene en los Cafés cantantes y en las Ventas cercanas, a las que seguían las celebres madrugás de chocolate y aguardiente en la Alameda. En medio de estas figuras, Mazaco destacaba por la enorme fuerza de su voz y su genial interpretación de las tonás y la seguiriya. <<Cuando cantaba en el Altozano y había calma, se le oía desde la Torre del Oro. Cantaba por derecho, de dentro, rompiéndose. Por eso luego <<pasó lo que pasó>>, comenta Manuel Oliver refiriéndose a la tuberculosis que contraería poco más tarde.
 
Hacia 1925, su estilo, como el de otros muchos cantaores, tuvo que adaptarse a las nuevas modas. En la segunda década del siglo sobrevino la urbanización del flamenco. Los teatros y las plazas de toros sustituyeron a las viejas ventas y los estilos melifluos a los cantes viejos. El fandango impuso una férrea dictadura y los artistas tuvieron que hacer uso y abuso de él para satisfacer a sus clientelas. Para un cantaor de la pureza original de Mazaco, que vivía y muchas veces mal del cante, los nuevos tiempos significaron un duro golpe a su íntima concepción del flamenco, pero al mismo tiempo una oportunidad para darse a conocer a las grandes multitudes anónimas a través de las grabaciones en disco y aumentar su popularidad.
 
Después del regreso de Madrid los contactos con Coria son esporádicos. Acude para celebrar acontecimientos familiares o en alguna de las troupés de cantaores de la época. Quienes le conocieron en estos años de incipiente madurez le recuerdan como un hombre de complexión fuerte, siempre bien peinado, elegantísimo, tanto en el vestir como en su trato al público, nada cursi, caballeroso, serio, príncipe de pañuelo en la solapa, grave y seco en su trato con la gente, herencia viva de su padre, aunque no le faltase simpatía personal.
 
Como cantaor intervino más de una vez en las juergas y en los espectáculos que el Barbi organizaba en el teatro Quevedo, porque los artistas como él tenían que salir adelante cantando indistintamente en público y privado. Es conocida su amistad con algunos personajes célebres, como Juan Belmonte, el médico don Joaquín Mozo y sobre todo con don Antonio Corona, médico y comandante de Marina, asiduo a las tabernas de Triana, que contrajo matrimonio con una hija de don Manuel Campos.
 
Aquella noche interpretó con tal profundidad la seguiriya que hizo llorar al propio Manuel Torres.
 
La obra es recordada por un enfrentamiento con Vallejo a quien propinó un puñetazo al acabar la función. Lances de aquellos tiempos, pues las relaciones entre ambos, aunque frías y llenas de celos, fueron siempre correctas. Y no faltaba una mutua admiración que llevó a Vallejo, monstruo sagrado de la época, a elegirle para que doblase su voz en la película <<Las Mil y una Noches>> que luego no se acabó por desavenencia entre los artistas.
 
El estallido de la guerra civil sorprendió a Mazaco en Madrid junto a Caracol, La Niña de los Peines y Pepe Pinto. En 1937, mientras los cañones escupían fuego en las trincheras de la ciudad universitaria, Mazaco vio asomar por primera vez a sus labios sangre. Antes ningún indicio, salvó una molesta tosecilla en las madrugás sevillanas, perceptible por los demás en alguno de sus discos. Piensa en su garganta tantas veces herida por gritos desgarradores, pero enflaquece, amarillea su rostro y empiezan a flaquearle las fuerzas. La capital de España, sobre la que caen centenares de bombas a diario y donde faltan las medicinas y los alimentos, no es el mejor lugar para su enfermedad, pero la ciudad está rodeada y nadie durante tres años escapa a su cerco.
 
Al acabar el conflicto civil, sus familiares despliegan todas sus influencias para localizarlo. Acuden a los Urquijo, a quienes solicitan un salvoconducto de las autoridades militares. Precisamente un administrador de esta familia, don Ramón, capitán de caballería, lo localizó en uno de los pocos cafés cantantes abiertos en Madrid en 1.940 y lo convenció para que volviese.
 
1941. Sevilla está enmudecida por el miedo. El cante viviendo su mayor miseria. Mazaco se establece en la calle Hombre de Piedra, cerca del café Europa, a donde acude a diario. Vallejo, casi ciego, se reúne con él. No sobrevivirá sin embargo mucho tiempo a esta tragedia. La tuberculosis lo tiene ya minado. 
 
Aún regresará por última vez a Coria, a la vieja plaza de toros, a orillas del Guadalquivir. Era otro hombre. No sonaba igual. Los contratos empiezan a escasear. Cada vez le resulta más difícil encontrar una venta o un Mecenas a quien catar. La ópera flamenca impone nuevos estilos. Caracol monta en el Teatro Cervantes <<Luces de España>> e introduce la orquesta como acompañamiento de los cantaores y Valderrama recorre las ferias andaluzas con sus coplillas patrioteras. Entretanto Mazaco, postrado definitivamente en la cama, no puede tirar de su cuerpo. A veces se levanta y mira la galería de retratos de su juventud dorada. No se reconoce. Falleció en 1949, al lado de su última compañera, Carmen Rivas. Con su muerte se perdió uno de los más puros intérpretes de la edad de oro del cante jondo.

Antonio Santos El Fuli habla con Manuel Oliver de Mazaco
 
Francisco González Sanroman <<Mazaco>>La entrevista tuvo lugar el 15 de Julio de 1987 en casa del cantaor Manolo Oliver, en el Hotel Triana. Oliver de Triana, nombre con el que se conoce en el mundo del flamenco, no sólo es un gran conocedor de los cantes de este popular barrio, sino uno de los cantaores vivos que los interpreta con mayor pureza. Oliver, de 80 años, es una enciclopedia viva del cante, un hombre de ojos vivos y brillantes, de una memoria fresca aunque como él mismo confiesa canta ya poco porque tiene muerto el corazón.
 
El Fuli:
¿Cuando conoció Vd. a Mazaco?
 
Oliver:
Poco antes de 1.920. Lo vi por primera vez en un bar que se llamaba <<El Sol Saliente>>, en la calle Pureza, en Triana. Allí acudía algunas veces acompañado de Andrés y Manolo Martínez de León, que era también aficionado al cante y que lo interpretaba con suficiencia. <<El Sol Saliente>> era el lugar de cita de los toreros trianeros, Maera, Calderón, Cagancho, Gitanillo y el Quija. Este último acabó sus días vendiendo pasteles en Coria, donde Antonio Mairena lo visitó varias veces para cogerle los aires de Triana, porque cantaba con mucho arte.
 
El Fuli:
¿Vió Vd. torear alguna vez a Mazaco?Oliver:
Si, en las tientas. Tenía un estilo elegante y fino, de gran artista. Pero le faltaron decisión y suerte y no salió adelante.El Fuli:
¿De donde nación su afición al cante?Oliver:
No lo sé con certeza, pero ya en su época de aficionado a los toros solía cantar en las juegas que seguían a las tientas. En ellas se dio a conocer. La gente del toro le decía: <<Mazaco>> ven a torear mañana una becerras>>, pero más que nada lo llamaban para que luego animase la fiesta.El Fuli:
¿Como lo definiría Vd. como cantaor?
 
Oliver:
Mazaco se hizo en Sevilla, y más concretamente en Triana, donde cogió los aires del barrio. El tenía una admiración especial por <<Mojama>> que era gran cantaor de tonás y seguiriyas. Conviene no olvidar, sin embargo, que Coria había dado ya buenos cantaores, con alguno de los cuales mantenía relaciones amistosas. Recuerdo especialmente a Colchero, familia de bodegueros de Coria, que fue guarda de consumos y que interpretaba la soleá de Triana que daba gloria. Es uno de los cantaores de aquellos tiempos que más me influyeron a mi personalmente.
 
El Fuli:
¿Como era el Mazaco hombre?
 
Oliver:
Era un hombre noble, campechano, desinteresado al que <<se llevaba bien>>. Un buen amigo de sus amigos.
 
El Fuli:
¿Qué cualidades destacaría Vd. de su estilo como cataor?
 
Oliver:
Era un cantaor del estilo de Vallejo. Tenía un buen eco, parecido al de este, aunque a mi entender más flamenco, y unos <<quejíos>> que quitaban el sentío.
 
El Fuli:
¿En cual de las troupés de cantautores de la época militó Mazaco?
 
Oliver:
Que yo recuerde, actuó con Vallejo y con Marchena, aunque encajaba mejor con el primero.
 
El Fuli:
¿Lo calificaba Vd. como un cantaor de primera fila en sus tiempos?
 
Oliver:
Sin duda. Sobre todo, como le he dicho, interpretando la seguiriya. Por eso grabó unos cuantos discos en pizarra, que le dieron fama pero poco dinero. En aquellos años se ganaba poco. Piense Vd. que el mismísimo Manuel Torres iba a diario a cantar a la <<Venta Valparda>> a la entrada de Camas, en su borrico, por 25 pesetas y la <<jartá>>. Los cantaores como Mazaco tenían que alquilar además su cante a señoritos que los contrataban para sus fiestas privadas.
 
El Fuli:
Así que los discos y sus actuaciones en público no le dieron suficiente para vivir.
 
Oliver:
En esto tampoco fue una excepción. Los cantaores de su época solían acudir al Siete Puertas, al Bar Murillo, a la Europa donde eran contratados para cantar en los reservados o en alguna de las ventas de moda, como la Eritaña, la del Javao, actualmente el Oasis, o la venta Cortés en San Juan de Aznalfarache.
 
El Fuli:
¿Que palos interpretaba con más pureza?
 
Oliver:
Sin duda, la seguriya, de la que era un maestro casi insuperable. La noche que estaba fino hasta el mismo Manuel Torres tenía que echar los galgos por delante. Aún lo recuerdo en la inauguración del club que Maera tenía en la calle Betis. Fue una cosa tremenda haciendo la seguiriya aquella noche. Dolía oirlo.